¿Nos alcanzó el destino?
La visión catastrófica del cine hollywoodense de los años setenta, imaginaba que al término de la segunda década del siglo XXI -este siglo- , la crisis alimentaria sería de tales dimensiones, que se haría necesario alimentarse de los cadáveres de humanos, los cuales convertidos en galletas se daba de comer a las personas haciéndoles creer que consumían una mezcla de algas marinas (Cuando el destino nos alcance, Soylent Green, 1973).
Si esta visión se concretara estaríamos a doce años de vivir tal realidad; en lo personal creo que estamos lejos de nuestra conversión masiva y oficial al canibalismo, pero lo que si me queda claro es que hay más de un mexicano preocupado por las condiciones actuales de los precios de los alimentos.
No sé si el proyecto del IMSS para elminar un millón de kilos de los rollizos mexicanos tenga un doble propósito y al final sea parte de alguna estrategia gubernamental para hacer rendir los alimentos y haya una equidad en el reparto de ellos, pero el hecho que de pronto regresen políticas para controlar sus precios, en forma contraria a la dinámica natural del comportamiento de los mercados, denota una preocupación por lo que viene para los próximos meses.
Y es que para muestra de lo que puede generar la mezcla de las tres crisis globales que estamos viviendo -la climática, alimentaria y energética-, solo hay que dirigir la mirada a los primos del norte, en específico a los de Mississippi que están viviendo las inundaciones más grandes de su historia a consecuencia de las tormentas provocadas por el cambio climático. A su vez, se han perdido miles de hectáreas de sembradíos de maíz, lo cual aumentará su precio por la escasez.
Pero si a todo esto le agregamos la especulación que genera el hecho de producir menos etanol a base de este grano, tendremos pretextos de más para que el precio de los hidrocarburos siga aumentando. Tenemos el reto de poner en orden la dinámica del país. Lo que estamos viviendo no podrá ser nunca resuelto por papi gobierno en cual sea de sus niveles.
El orden que necesita este mundo requiere de un espacio de cultivo en nuestro hogar, en nuestra vida cotidiana. No puede verse como algo normal el desperdicio de alimentos, de agua o de energéticos. La visión catástrófica de los años setenta puede ser nulificada si hacemos un pequeño gran esfuerzo por hacernos cargo de del ámbito de vida que nos toca atender. No creo en la llegada de idílicos heroes sociales que vendrán a realizar el trabajo por nosotros. Es un erro creer que tenemos sustitutos que vendrán a resolver nuestras responsabilidades.
Termino: Parece ser que quienes verdaderamente valoran y hasta agradecen el subsidio a la gasolina son los habitantes de los Estados Unidos que traspasan la línea fronteriza para comprar el preciado líquido. ¿Y el día que se nos acabe el petroleo? Ni modos, lo tendremos que pagar al verdadero precio de mercado... a ver si nos alcanza. En tanto... que siga el debate. Persuado: ¿Que vamos a mejorar hoy? (Ora et labora).
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