Maestros fascinanates
Por Hugo A. Avendaño C./El Mundo de Tehuacán
El pasado 15 de mayo, abrí el correo electrónico y encontré un agradable mensaje por parte de una buena amiga. En él, unas líneas del pensamiento de Augusto Cury sobre la figura del maestro. En lo personal me pareció que debía tomarme unos minutos y leerlo con la suficiente calma para disfrutar de cada párrafo mientras yo mismo me imaginaba en el papel de alumno frente a un maestro como aquel que se describía en el texto. En el escrito estaban plasmadas las reflexiones de alguién que ya había vivido los dos roles: el que enseña y el que aprende; esto facilitó el sentirme contagiado por la pasión del Dr. Cury. Sin duda antes que texto, identificaba una desripción personal de convicciones.
Y es que ante la discusión sobre si la tarea educativa es un proceso que se vive únicamente dentro de un aula, este texto nos puede llevar al ejercicio mental de aplicar estos pequeños consejos al quehacer cotidiano de
Si me permite querido(a) lector(a), quiero compartir y reproducir un fragmento de estos pensamientos, haciendo énfasis una vez más, en que son producto del pensamiento del Dr. Cury y que gracias a Paola llegaron a mi computadora:
1. Los buenos maestros tienen buena cultura académica y son elocuentes, mientras que los maestros fascinantes tratan de entender el funcionamiento de las mentes de sus alumnos para poder educarlos mejor.
2. Los buenos maestros tienen una metodología y son didácticos, mientras que los maestros fascinantes tienen la sensibilidad para hablar a los corazones de sus alumnos.
3. Los buenos maestros educan la inteligencia lógica, mientras que los maestros fascinantes educan la emoción, enseñan a sus alumnos a explorar su propio ser.
4. Los buenos maestros usan la memoria como depósito de información, mientras que los maestros fascinantes la usan para estimular la creatividad.
5. Los buenos maestros son temporales, mientras que los maestros fascinantes son inolvidables.
6. Los buenos maestros corrigen el comportamiento, mientras que los maestros fascinantes resuelven los conflictos en el salón de clases con inteligencia.
7. Los buenos maestros educan para una profesión, mientras que los maestros fascinantes educan para la vida.
Idealista para algunos, realista para otros. Hay quién dirá que esto es utópico. Absurdo, inalcanzable, desde la perspectiva de unos más. Pero después de todo ¿ Se puede ser maestro sin tener fe y esperanza en el aprendiz?.
Termino: Los tiempos de hoy exigen ser autónomos en el aprendizaje; esto quiere decir, “aprender a aprender”. Los tiempos de cambio también requieren que “aprendamos a desaprender” todo aquello que ya no es útil para nuestros tiempos bajo la premisa de que poseen una naturaleza accidental, no sustancial. Persuado: ¿Que vamos a mejorar hoy? (Ora et labora).
No hay comentarios:
Publicar un comentario