Hugo Avendano
Escritor advenedizo, lector de tiempo discontinuo; futbolista y corredor de afición pero educador de tiempo completo por vocación. Con la firme intención de completar algún día un maratón. Consumidor y exigente del buen café. Gozoso de disfrutar de las simplezas de la vida. Tecnólogo autodidácta. Fan del Cruz Azul en México, del Barcelona en España y del Manchester United en Inglaterra. Integrante del Club de Corredores Nike+.
Me apasiona crear, innovar y transformar.
Amo a México
Upstart writer, reader time discontinuous . hobby player andrunner but full-time educator by vocation. With the firmintention of completing a marathon someday. Demandingconsumer and good coffee. Joyful to enjoy the simplicitiesof life. Joyful to enjoy the simplicities of life. Technologist autodidact. Cruz Azul and Pachuca Fan in Mexico. Barcelona in Spain. Member Runners Club Global Nike +
I love to create, innovate and transform.
I love Mexico
Pensar y hacer. Ora et labora.
domingo, 19 de febrero de 2012
El amor ¿platónico?
Por Gaby Vargas.
Ciudad de México, México (19-Feb-2012).
Ahora me doy cuenta de que siempre había tenido una idea equivocada acerca del significado del amor platónico. Lo pensaba como el amor que no se llega a expresar abiertamente, que es una ilusión o que se da cuando, por ejemplo, los enamorados se encuentran geográficamente lejos uno del otro.
Gracias a Enrique Bonavides, mi maestro, me enteré de lo profundo que es este concepto, así como de la belleza de su significado, el cual, si me permites, te comparto.
En la descripción platónica del amor hay cinco diferentes etapas:
1ª etapa: El amor entra por los ojos. El amor es un fenómeno visual; no es tu inteligencia, tu cultura o tu educación lo que me enamora de ti. Te veo y creo que quizás es tu cuerpo, tu cara, tus ojos; y a través de lo que veo, entras en mí y me seduces, te anhelo, te idealizo. A partir de ese momento y desde que me levanto, mi mente y mi atención sólo están en ti.
En una escala entre el 0 y el 10, tú significas un 10 y mi propio mundo (trabajo, estudios, pasatiempos) se reducen a 0 en importancia. Es decir, en este momento, el amor, tu manera de pensar o aquello a lo que te dedicas, carecen de valor.
2ª etapa: Me enamoro de ti. A pesar de que el tiempo pasa y conozco a otras personas, mi mente continúa en ti. El enamoramiento deja de ser sólo visual y empiezo a enamorarme de lo que eres: de tu entorno, tu trato, tu manera de pensar, tu gusto por la música de Mozart, del cine que disfrutas. Tú ahora eres tú, y a ello se suma todo lo que está en ti. Cuando no estás aquí escucho tu música o prefiero lo que me recuerda a ti. En la escala, ahora eres un 7 y lo que hace referencia a ti es un 3. No significa que te he dejado de querer, sino que el amor comienza a transformarse y a expandirse.
3ª etapa: Tu presencia se propaga. Me enamoro de lo que te gusta; el mundo y tú ya no tienen el mismo valor. Me doy cuenta del regalo que me has dado al despertar en mí el gusto por Mozart, acudir a las salas de concierto, compartir este gozo con otras personas. A través de todo esto, me enamoro de ti. Tu presencia comienza a dispersarse en todo. En esta etapa tú eres un 5 dentro de la escala de 10 y tu mundo el otro 5.
4ª etapa: La interpretación. A partir de ahora interpreto el mundo en el que estoy, comienzo a enamorarme de toda la música clásica, de Bach, de Beethoven, y valoro más esto que me has regalado. Puedo sentir lo que hay detrás de la música, el juego de tonos y silencios; distingo la armonía, la perfección, la secuencia, de tal manera que puedo vincularlas con nuestra relación. En la escala tú te conviertes en un 3 y tu mundo, que ya es mi mundo, en un 7.
5ª etapa: Te integras a todo. Es la sublimación del amor. Te amo y ya no te puedo ver sólo como persona, con un cuerpo, inteligencia y una manera de ser sino que te has fundido de tal manera en mí, que estás en todo. Escucho una melodía y apareces aunque no te pueda asir.
Pues este es el amor platónico: cuando me doy cuenta de que has sido el camino a través del cual me enamoré de mí y de la vida. Y gracias a que me encuentro, gozo y me gozo. Cuando llega este momento, el mundo es un 10 y tú eres un 0, aunque el centro absoluto de todo eres tú. Hay una unidad entre el yo, el mundo y el tú.
Dice Platón que en la vida no hay nada permanente, todo cambia de ayer a hoy, y de hoy a mañana. Así es... Si bien no se tienen que cumplir las cinco etapas, todos nos encontramos en una u otra. Lo interesante me parece, es que no se trata sólo del amor en el ámbito erótico. Se aplica a cualquier relación, incluso a la que se tiene con un hijo. Poder amar la vida y ver a los seres amados en todo es la expresión más alta de este sentimiento.
"Pues este es el amor platónico: cuando me doy cuenta de que has sido el camino a través del cual me enamoré de mí y de la vida. Y gracias a que me encuentro, gozo y me gozo".
www.gabyvargas.com
twitter: @gaby_vargas
miércoles, 18 de enero de 2012
Creatividad
"Dios, ¿por qué si me esfuerzo tanto, escogiste a alguien tan indisciplinado y rebelde como Mozart para ser el medio divino de tu expresión?". Estas líneas de una escena de la película Amadeus, en la que Antonio Salieri revisa a hurtadillas la composición musical de una obra de Mozart e imagina el sonido de cada nota en perfecta armonía, como si Dios mismo las hubiera escrito, son memorables. Salieri, extasiado, maldice a Dios por vivir en la misma época que Mozart.
Si bien Mozart nació con un don, los genios "naturales" no existen. Sabemos que su genialidad se debió mucho a la estricta disciplina que Leopoldo, su padre, un destacado compositor y músico, le impuso.
Metió a su hijo de cuatro años a estudiar música; así, cuando Mozart tuvo los cinco años y apenas le llegaban los pies al piso al estar sentado frente al piano, ya dominaba la composición musical y el instrumento. A los 12 años ya era un concertista experto y con su padre viajaba por toda Europa dando conciertos.
La película nos muestra que Mozart trabajó como nadie. En su corta vida logró componer más de 600 obras maestras. Sus manos eran un prodigio, pero se deformaron de tanto practicar, tocar y tomar una pluma de ave para componer.
"La gente se equivoca al pensar que mi arte surge de manera fácil", le escribe Mozart a un amigo. "Te aseguro que nadie ha dedicado tanto tiempo y pensamiento a la composición como yo. No existe maestro famoso del que yo no haya estudiado su música industriosamente varias veces".
Solemos pensar que la creatividad es algo con lo que se nace y que es un asunto que atañe sólo a los artistas. Pero la realidad es que, sin importar a lo que te dediques, todos la necesitamos: desde la joven que busca conseguir un permiso de sus papás, los vendedores que quieren cerrar una venta o los ingenieros que necesitan resolver el desvío de un río.
Así mismo, asociamos la creatividad con algo espontáneo, nuevo, diferente; y la paradoja está en que para lograrla requiere de todo lo contrario: disciplina, rutina y hábitos.
Todos sabemos cuán doloroso es querer plasmar una idea en una página en blanco, en una tela, en un producto o en el escenario a partir de cero. Sólo después de procrastinar de varias formas tu trabajo, es que te enfrentas a ti mismo con humildad.
¿Cómo disparar la creatividad? Crea un ritual y comienza. Twyla Tharp, en su libro The Creative Habit, es lo primero que nos sugiere. Llevar a cabo actos como poner cierto tipo de música, prender una vela, llenar una taza de café o meditar un rato nos ayuda a calentar los motores y a marcar ese momento en que invocamos a la musa y nos disponemos a soltar la mano para crear.
Recuerdo que Isabel Allende tiene el ritual de comenzar a escribir sus novelas los días 8 de enero; eso le da suerte.
Los rituales son poderosos y los atletas lo saben también; su valor radica en que te empujan a comenzar, a dar el primer paso a pesar de tus miedos, de la flojera o de lo que sea.
Lo asombroso es que cuando con valor aceptamos un reto y nos comprometemos, algo maravilloso sucede: la membrana se rompe, así como el pollo al salir del cascarón, y las musas no sólo nos rodean y nos ayudan a nacer, sino que nos proveen de todo tipo de apoyos que favorecen a la creación.
Ignorar esta verdad elemental puede matar un sinnúmero de ideas espléndidas.
Podríamos concluir que, si bien hay condiciones que favorecen a la creatividad; Mozart no hubiera podido componer un Cosí fan Tutte si no hubiera tenido el valor, la paciencia, la disciplina y mucho trabajo para lograrlo.
"Solemos pensar que la creatividad es algo con lo que se nace y que atañe sólo a los artistas. Pero la realidad es que, sin importar a lo que te dediques, todos la necesitamos".
www.gabyvargas.com
twitter: @gaby_vargas