Hugo Avendano
Escritor advenedizo, lector de tiempo discontinuo; futbolista y corredor de afición pero educador de tiempo completo por vocación. Con la firme intención de completar algún día un maratón. Consumidor y exigente del buen café. Gozoso de disfrutar de las simplezas de la vida. Tecnólogo autodidácta. Fan del Cruz Azul en México, del Barcelona en España y del Manchester United en Inglaterra. Integrante del Club de Corredores Nike+.
Me apasiona crear, innovar y transformar.
Amo a México
Upstart writer, reader time discontinuous . hobby player andrunner but full-time educator by vocation. With the firmintention of completing a marathon someday. Demandingconsumer and good coffee. Joyful to enjoy the simplicitiesof life. Joyful to enjoy the simplicities of life. Technologist autodidact. Cruz Azul and Pachuca Fan in Mexico. Barcelona in Spain. Member Runners Club Global Nike +
I love to create, innovate and transform.
I love Mexico
Pensar y hacer. Ora et labora.
domingo, 27 de abril de 2008
Claroscuros
Por Hugo A. Avendaño C./El Mundo de Tehuacán
México27 de abril, 2008
En nuestro lenguaje diario hay un grupo de palabras prohibidas, secretas, sin contenido claro, y a cuya mágica ambigüedad confiamos la expresión de las más brutales o sutiles de nuestras emociones y reacciones. Octavio Paz.
Entender hoy las diferentes acepciones que se otorga a las palabras, significa tomarse un buen tiempo para no verse arrastrado a los torbellinos pasionales que estas desatan. Hay palabras que los personajes públicos se resisten a pronunciar porque encierran consignas que el gran colectivo no aceptaría aún cuando su significado sea concreto y definido.
Y es que, ante la posibilidad de entender el significado de las palabras según el contexto en que se pronuncian, convierte en vulnerables a quienes utilizan el lenguaje como instrumento de trabajo o como medio de aceptación entre ese gran público de mil cabezas y de infinitos pensamientos.
Por ello, escribir o hablar puede significar un verdadero conflicto si se cavila demasiado en esos contextos o en esos grandes colectivos a quienes se les desea enviar mensajes claros, precisos y pertinentes. Por el contrario, puede representar una verdadera travesura el hacerse escuchar o leer sin tener la menor consideración por ser entendido. Algo así como enviar un mensaje en el espacio vacío y esperar, sin esperar, que alguién se tome la menor molestia en hacer suyas nuestras palabras.
En nuestro entorno hay palabras que a fuerza de repetirse han llenado de espinas nuestros sentidos. Por ello el incluso pronunciarlas lastima a quién las habla y le estropea el oído a quién las escucha. Hay síntomas de molestias, pero las causas que las originan no las justifican. Es el contexto lo que las hace insoportables. Es el contexto el que provoca que nos alejemos de ellas repudiándolas porque son palabras malditas. Palabras que han dejado de tener un uso noble en nuestro lenguaje diario.
Haciendo un ejercicio de análisis verbal, quise darme cuenta de aquellas palabras que están en el ambiente y generan molestia contextual aunque sin un fundamento racional, para ello hice una pequeña lista y encontré las siguientes: Boicot, privatización, complot, izquierda, derecha, salinismo, transnacional, pejelagarto, colaboracionista, legítimo, chilango, conservador, gasolinazo, desafuero, politizar, político (a), neoliberal, cerco informativo (son dos, pero tienen que ir juntas para este ejemplo), liberal, antiliberal, reformar, injerencista, sindicalismo. Hago un alto aquí porque me gustaría que usted amable lector siguiera con este ejercicio, ¿Qué palabras flotan en el ambiente cual viles esporas infecciosas a las cuales nadie quiere ni respirar? Es verdad que muchas de ellas no se pueden conceptuar, porque ha sido producto del folklor nacional el darles un significado diverso, pero también es verdad que muchas de estas palabras no son majaderías ni ataques peligrosos al pudor o al honor de las personas. Simplemente se han convertido para muchos en palabras malditas.
No deseo, y por mucho, verme de pronto limitado por las acepciones de las palabras. La palabra libera al espíritu pero también su fortaleza se convierte en hierros que atan las conciencias de quienes no profundizan en una concepción constructiva. No imagino ni deseo un apocalipsis en donde la creación se vuelve contra su creador. No imagino a las palabras esclavizando conciencias y atando voluntades porque el silencio representa la mejor manera de no errar.
Termino:Si las palabras son la mejor expresión del espíritu, más vale que se hablen y se entiendan bien. Persuado: ¿Que vamos a mejorar hoy? (Ora et labora).
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