DESEO-     dijo el Señor a Sor Faustina- que durante esos nueve     días lleves a las almas a la fuente de mi misericordia para que saquen fuerzas, alivio y     toda gracia que necesiten para afrontar las dificultades de la vida y especialmente en la     hora de la muerte. Cada día traerás a mi Corazón a un grupo diferente de almas y las     sumergirás en este mar de mi misericordia. Y a todas estas almas yo las introduciré en     la casa de mi Padre (…) Cada día pedirás a mi Padre las gracias para estas almas     por mi amarga pasión.      NOVENO DÍA                    PRIMER DÍA      Hoy, tráeme a toda la humanidad y especialmente a todos los     pecadores, y sumérgelos en el mar de mi misericordia. De esta forma, me consolarás de la     amarga tristeza en que me sume la pérdida de las almas.       Jesús misericordiosísimo, cuya naturaleza es la de tener compasión de nosotros y de     perdonarnos, no mires nuestros pecados, sino la confianza que depositamos en tu bondad     infinita. Acógenos en la morada de tu compasivísimo Corazón y nunca los dejes escapar     de él. Te lo suplicamos por tu amor que te une al Padre y al Espíritu Santo.      Padre Eterno, mira con misericordia a toda la humanidad y especialmente a los pobres     pecadores que están encerrados en el compasivísimo Corazón de Jesús y por su dolorosa     pasión muéstranos tu misericordia para que alabemos la omnipotencia de tu misericordia     por los siglos de los siglos. Amén.  
       CORONILLA A LA DIVINA MISERICORDIA      SEGUNDO DÍA      Hoy, tráeme a las almas de los sacerdotes y los religiosos, y     sumérgelas en mi misericordia insondable. Fueron ellas las que me dieron fortaleza para     soportar mi amarga pasión. A través de ellas, como a través de canales, mi misericordia     fluye hacia la humanidad.      Jesús misericordiosísimo, de quien procede todo bien, aumenta tu gracia en nosotros     para que realicemos dignas obras de misericordia, de manera que todos aquellos que nos     vean, glorifiquen al Padre de misericordia que está en el cielo.      Padre eterno, mira con misericordia al grupo elegido de tu viña, a las almas de los     sacerdotes y a las almas de los religiosos; otórgales el poder de tu bendición. Por el     amor del Corazón de tu Hijo, en el cual están encerradas, concédeles el poder de tu luz     para que puedan guiar a otros en el camino de la salvación y a una sola voz canten     alabanzas a tu misericordia sin límite por los siglos de los siglos. Amén.      CORONILLA A LA DIVINA MISERICORDIA       TERCER DÍA      Hoy, tráeme a todas las almas devotas y fieles, y sumérgelas     en el mar de mi misericordia. Estas almas me consolaron a lo largo del vía crucis. Fueron     una gota de consuelo en medio de un mar de amargura.      Jesús misericordiosísimo, que desde el tesoro de tu misericordia les concedas a todos     tus gracias en gran abundancia, acógenos en la morada de tu compasivísimo Corazón y     nunca nos dejes escapar de él. Te lo suplicamos por el inconcebible amor tuyo con que tu     Corazón arde por el Padre celestial.      Padre Eterno, mira con misericordia a las almas fieles como herencia de tu Hijo y por     su dolorosa pasión, concédeles tu bendición y rodéalas con tu protección constante     para que no pierdan el amor y el tesoro de la santa fe, sino que con toda la legión de     los ángeles y los santos, glorifiquen tu infinita misericordia por los siglos de los     siglos. Amén.      CORONILLA A LA DIVINA MISERICORDIA      CUARTO DÍA      Hoy, tráeme a aquellos que no creen en Dios y aquellos que     todavía no me conocen. También pensaba en ellos durante mi amarga pasión y su futuro     celo consoló mi Corazón. Sumérgelos en el mar de mi misericordia.      Jesús compasivísimo, que eres la luz del mundo entero. Acoge en la morada de tu     piadosísimo Corazón a las almas de aquellos que no creen en Dios y de aquellos que     todavía no te conocen, pero que están encerrados en el compasivísimo Corazón de     Jesús. Atráelas hacia la luz del Evangelio. Estas almas desconocen la gran felicidad que     es amarte. Concédeles que también ellas ensalcen la generosidad de tu misericordia por     los siglos de los siglos. Amén.      CORONILLA A LA DIVINA MISERICORDIA      QUINTO DÍA      Hoy, tráeme a las almas de los hermanos separados y     sumérgelas en el mar de mi misericordia. Durante mi amarga pasión, desgarraron mi cuerpo     y mi Corazón, es decir, mi Iglesia. Según regresan a la Iglesia, mis llagas cicatrizan y     de este modo alivian mi pasión.      Jesús misericordiosísimo que eres la bondad misma, tú no niegas la luz a quienes te     la piden. Acoge en la morada de tu compasivísimo Corazón a las almas de nuestros     hermanos separados y llévalas con tu luz a la unidad con la Iglesia y no las dejes     escapar de la morada de tu compasivísimo Corazón sino haz que también ellas glorifiquen     la generosidad de tu misericordia.       Padre eterno, mira con misericordia a las almas de nuestros hermanos separados,     especialmente a aquellos que han malgastado tus bendiciones y han abusado de tus gracias     por persistir obstinadamente en sus errores. No mires sus errores, sino el amor de tu Hijo     y su amarga pasión que sufrió por ellos, ya que también ellos están encerrados en el     compasivísimo Corazón de Jesús. Haz que también ellos glorifiquen tu gran misericordia     por los siglos de los siglos. Amén.      CORONILLA A LA DIVINA MISERICORDIA      SEXTO DÍA      Hoy, tráeme a las almas mansas y humildes y las almas de los     niños pequeños y sumérgelas en mi misericordia. Estas son las almas más semejantes a     mi Corazón. Ellas me fortalecieron durante mi amarga agonía. Las veía como ángeles     terrestres que velarían al pie de mis altares. Sobre ellas derramo torrentes enteros de     gracias. Solamente el alma humilde es capaz de recibir mi gracia; concedo mi confianza a     las almas humildes.      Jesús misericordiosísimo, tú mismo has dicho: Aprended de mí que soy manso y     humilde de Corazón. Acoge en la morada de tu compasivísimo Corazón a las almas mansas y     humildes y a las almas de los niños pequeños. Estas almas llevan a todo el cielo al     éxtasis y son las preferidas del Padre celestial. Son un ramillete perfumado ante el     trono de Dios, de cuyo perfume se deleita Dios mismo. Estas almas tienen una morada     permanente en tu compasivísimo Corazón y cantan sin cesar un himno de amor y     misericordia por la eternidad.      Padre eterno, mira con misericordia a las almas de los niños pequeños que están     encerradas en el compasivísimo Corazón de Jesús. Estas almas son las más semejantes a     tu Hijo. Su fragancia asciende desde la tierra y alcanza tu trono. Padre de misericordia y     de toda bondad, te suplico por el amor que tienes por estas almas y el gozo que te     proporcionan.      Bendice al mundo entero para que todas las almas canten juntas las alabanzas de tu     misericordia por los siglos de los siglos. Amén.      CORONILLA A LA DIVINA MISERICORDIA      SÉPTIMO DÍA      Hoy, tráeme a las almas que veneran y glorifican mi     misericordia de modo especial y sumérgelas en mi misericordia. Estas almas son las que     más lamentaron mi pasión y penetraron más profundamente en mi Espíritu. Ellas son un     reflejo viviente de mi Corazón compasivo. Estas almas resplandecerán con una luz     especial en la vida futura. Ninguna de ellas irá al fuego del infierno. Defenderé de     modo especial a cada una en la hora de la muerte.      Jesús misericordiosísimo, cuyo Corazón es el amor mismo, acoge en la morada de tu     compasivísimo Corazón a las almas que veneran y ensalzan de modo particular la grandeza     de tu misericordia. Estas almas son fuertes con el poder de Dios mismo. En medio de toda     clase de aflicciones y adversidades siguen adelante confiadas en tu misericordia y unidas     a ti, ellas cargan sobre sus hombros a toda la humanidad. Esta almas no serán juzgadas     severamente, sino que tu misericordia las envolverá en la hora de la muerte.      Padre eterno, mira con misericordia a aquellas almas que glorifican y veneran tu mayor     atributo, es decir, tu misericordia insondable y que están encerradas en el     compasivísimo Corazón de Jesús. Estas almas son un Evangelio viviente, sus manos están     llenas de obras de misericordia y sus corazones desbordantes de gozo cantan a ti, oh     Altísimo, un canto de misericordia. Te suplico, oh Dios, muéstrales tu misericordia     según la esperanza y la confianza que han puesto en ti. Que se cumpla en ellas la promesa     de Jesús quien les dijo que: a las almas que veneren esta infinita misericordia mía, yo     mismo las defenderé como mi gloria durante sus vidas y especialmente en la hora de la     muerte.      CORONILLA A LA DIVINA MISERICORDIA      OCTAVO DÍA      Hoy, tráeme a las almas que están en la cárcel del     purgatorio y sumérgelas en el abismo de mi misericordia. Que los torrentes de mi sangre     refresquen el ardor del purgatorio. Todas estas almas son muy amadas por mí. Ellas     cumplen con el justo castigo que se debe a mi justicia. Está en tu poder llevarles el     alivio. Haz uso de todas las indulgencias del tesoro de mi Iglesia y ofrécelas en su     nombre. Oh, si conocieras los tormentos que ellas sufren ofrecerías continuamente por     ellas las limosnas del espíritu y saldarías las deudas que tienen con mi justicia.      Jesús misericordiosísimo, tú mismo has dicho que deseas la misericordia, he aquí     que yo llevo a la morada de tu compasivísimo Corazón a las almas del purgatorio, almas     que te son muy queridas, pero que deben pagar su culpa adecuada a tu justicia. Que los     torrentes de sangre y agua que brotaron de tu Corazón, apaguen el fuego del purgatorio     para que también allí sea glorificado el poder de tu misericordia.      Padre eterno, mira con misericordia a las almas que sufren en el purgatorio y que     están encerradas en el compasivísimo Corazón de Jesús. Te suplico por la dolorosa     pasión de Jesús, tu Hijo, y por toda la amargura con la cual su sacratísima alma fue     inundada, muestra tu misericordia a las almas que están bajo tu justo escrutinio. No las     mires sino a través de las heridas de Jesús, tu amadísimo Hijo, ya que creemos que tu     bondad y tu compasión no tienen límites. Amén.      CORONILLA A LA DIVINA MISERICORDIA      NOVENO DÍA      Hoy, tráeme a las almas tibias y sumérgelas en el abismo de     mi misericordia. Estas almas son las que más dolorosamente hieren mi Corazón. A causa de     las almas tibias, mi alma experimentó la más intensa repugnancia en el Huerto de los     Olivos. A causa de ellas dije: Padre, aleja de mí este cáliz, si es tu voluntad. Para     ellas, la última tabla de salvación consiste en recurrir a mi misericordia.      Jesús misericordiosísimo, que eres la compasión misma, te traigo a las almas tibias     a la morada de tu piadosísimo Corazón. Que estas almas heladas que se parecen a     cadáveres y te llenan de gran repugnancia se calienten con el fuego de tu amor puro. Oh     Jesús compasivísimo, ejercita la omnipotencia de tu misericordia y atráelas al mismo     ardor de tu amor y concédeles el amor santo, porque tú lo puedes todo.      Padre eterno, mira con misericordia a las almas tibias que, sin embargo, están     encerradas en el piadosísimo Corazón de Jesús. Padre de la misericordia, te suplico por     la amarga pasión de tu Hijo y por su agonía de tres horas en la cruz, permite que     también ellas glorifiquen el abismo de tu misericordia. Amén. (1209-1229)      CORONILLA A LA DIVINA MISERICORDIA  |    
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