Hugo Avendano
Escritor advenedizo, lector de tiempo discontinuo; futbolista y corredor de afición pero educador de tiempo completo por vocación. Con la firme intención de completar algún día un maratón. Consumidor y exigente del buen café. Gozoso de disfrutar de las simplezas de la vida. Tecnólogo autodidácta. Fan del Cruz Azul en México, del Barcelona en España y del Manchester United en Inglaterra. Integrante del Club de Corredores Nike+.
Me apasiona crear, innovar y transformar.
Amo a México
Upstart writer, reader time discontinuous . hobby player andrunner but full-time educator by vocation. With the firmintention of completing a marathon someday. Demandingconsumer and good coffee. Joyful to enjoy the simplicitiesof life. Joyful to enjoy the simplicities of life. Technologist autodidact. Cruz Azul and Pachuca Fan in Mexico. Barcelona in Spain. Member Runners Club Global Nike +
I love to create, innovate and transform.
I love Mexico
Pensar y hacer. Ora et labora.
sábado, 11 de diciembre de 2010
¿Qué hace bien Brasil?
Algo hacen bien los brasileños que no hacemos en México. Y no es sólo jugar futbol ni bailar samba
Enrique Quintana
Ciudad de México, México (10-Dic-2010).- 03:51 AM
Brasil está, efectivamente, en los lugares más altos en materia de futbol. Ocupa la posición número tres según la última clasificación de la FIFA.
En materia de población, ocupa el lugar número cinco del orbe, y tiene la misma ubicación en materia de extensión territorial.
Sin embargo, pese a ser una de las naciones de moda en el mundo, integrante de los BRIC y próximo organizador del Mundial de Futbol y de los Juegos Olímpicos, está en el lugar número 58 en materia de competitividad, según el Foro Económico Mundial.
Está seis lugares adelante de México, pero está distante de ocupar una posición de la cual pueda sentir orgullo.
Además, de acuerdo con el Banco Mundial, ocupa el lugar 127 en facilidad parta hacer negocios, y retrocedió tres lugares el último año. México, con todo y sus complicaciones, está en el lugar 35 de esta lista.
Brasil, en los últimos 20 años, tuvo un crecimiento anual promedio de 3.0 por ciento en promedio anual, contra 2.6 por ciento de México.
El crecimiento brasileño, aunque superior al de México, está en menos de la tercera parte del de China y en menos de la mitad del que ha tenido India.
Pero la imagen de Brasil en materia económica se acerca más a sus resultados en futbol, o a su tamaño en superficie y población.
No se diga de las imágenes en materia de seguridad pública. El mundo se impresionó hace algunos días por el despliegue del ejército en las favelas de Río de Janeiro, para golpear a las bandas de narcos. En México, el mundo se impresiona por la violencia de los narcos en contra de las bandas contrarias, o de las fuerzas del orden.
¿Qué es lo que ha hecho bien Brasil que no hemos sido capaces de replicar en México?
El gigante de Sudamérica tiene hoy una imagen muy diferente que en los tiempos en los que el primer Presidente de la era democrática, Fernando Collor de Melo, presentó, en 1994, su renuncia, en medio de una tremendo escándalo por la corrupción.
La historia que siguió fue diferente. El gobierno de Itamar Franco empezó a poner orden en el país, pero el gran cambio ocurrió cuando, en 1995, Fernando Henrique Cardoso, ministro de hacienda del gobierno de Itamar, comenzó su gestión.
A partir de entonces, el proyecto de Brasil en materia económica empezó a cobrar fuerza.
Cardoso estuvo 8 años en la presidencia, hasta la llegada de Lula en 2002.
Con Cardoso, por ejemplo, Petrobras se abrió y se enfiló a convertirse en la gran empresa que es hoy.
En 2003 hubo cambio de gobierno y llegó la izquierda al poder con Lula.
Luis Inácio "Lula" Da Silva, sin embargo, pese a cambios profundos en materia social, no modificó lo esencial de las políticas económicas.
Así que Brasil lleva ya 16 años con un proyecto económico consistente, que ha defendido en medio de los vaivenes del mundo.
Ahora, el reto para Dilma Rousseff, que en unas semanas tomará la presidencia, es consolidar ese largo aliento.
Antes de que Brasil se convirtiera en estrella, lo era México, al comenzar la década de los 90.
Sin embargo, la era de las reformas se truncó desde 1996, y el sistema político dejó de ser funcional al crecimiento del País. En Brasil, más o menos al mismo tiempo empezó a serlo.
Si queremos establecer la diferencia entre los dos países, por ahí tendríamos que empezar.
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