Hugo Avendano

Escritor advenedizo, lector de tiempo discontinuo; futbolista y corredor de afición pero educador de tiempo completo por vocación. Con la firme intención de completar algún día un maratón. Consumidor y exigente del buen café. Gozoso de disfrutar de las simplezas de la vida. Tecnólogo autodidácta. Fan del Cruz Azul en México, del Barcelona en España y del Manchester United en Inglaterra. Integrante del Club de Corredores Nike+.

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viernes, 6 de enero de 2012

Corea del Norte

Por Jorge Castañeda.

Coincido completamente con dos artículos de esta semana publicados por colegas de esta página, cuyos nombres no menciono por norma de la casa, sobre el pésame de la dirección del Partido del Trabajo en México a sus camaradas por la muerte del Kim Jong-Il. Ambos se refieren de una manera u otra al aviso dado por Guillermo Sheridan, una de las personas más incisivas y perspicaces que conozco en México, hace unos días.


Vuelvo a citar lo esencial del texto del PT:



"El Partido del Trabajo de México lamenta el sensible deceso de nuestro camarada Kim Jong Il, líder del pueblo de Corea del Norte, y quien con gran sabiduría condujo a los norcoreanos por el camino de la paz y el desarrollo económico, político, social y cultural. Sus aportaciones son, sin duda, un legado de suma importancia para todos los pueblos que buscan su liberación de las cadenas del capitalismo salvaje, siguiendo el ejemplo de su padre Kim Il Sung, fundador de la República Popular Democrática de Corea, quien hasta el último aliento luchó por un mejor país. Reconocemos en ellos su liderazgo y su fortaleza para conducir los destinos de su gran nación".


Si el tema es importante no es por lo que diga la corrupta y sumisa dirección del PT, que nadie toma en serio desde hace tiempo. Importa porque el PT es uno de los partidos políticos de los cuales López Obrador es candidato a la Presidencia. No se trata de la adulación o incondicionalidad del PT con el dictador coreano: lo que importa es lo que piensa AMLO. Y esto seguramente nunca lo sabremos: ni él se pronunciará ni los medios lograrán arrancarle un comentario.


Pero la postura de AMLO y la de los otros dos partidos que lo apoyan -PRD y Movimiento Ciudadano- sí debe ser conocida porque los mexicanos debemos definirnos el 1o. de julio, en las urnas, con pleno conocimiento de causa.


AMLO podrá decir, como en 2006 a propósito de Chávez y Castro, que él no conoció a Kim Jong-Il, ni a su hijo Kim Jong Un, ni a su padre Kim Il-Sung (como si todos los cristianos hubieran conocido a Cristo y los musulmanes a Mahoma). Importa porque es básico conocer el pensamiento de quien puede ser el próximo presidente de México: ¿le parece que Corea del Norte es un ejemplo digno de admiración, de respeto, de elogios, o no? ¿Piensa que se trata efectivamente de una de las últimas y peores dictaduras estalinistas que sobrevive en la faz de la tierra o simplemente no le importa? Como tampoco parece importarle ser candidato de un partido que se manifestó en los términos adulatorios citados.


Conviene recordar que en su equipo figuran dirigentes de primera línea del PT (Monreal, Anaya, Cárdenas, Cantú); sin duda, entre la tercera y la cuarta parte de los diputados y senadores de la coalición que pueda llevar a las Cámaras vendrá del PT; y si llegara a ganar una parte de su gabinete saldría de las filas del PT. En otras palabras, López Obrador no está solo, es candidato de varios partidos, aparecerá en la boleta con candidatos al Congreso y tendrá que gobernar con alguien.


Este tipo de debate debe darse ya en México. Sí es relevante lo que piensan la dirección de los partidos, los candidatos, sus colaboradores; pero no sólo sobre las decisiones del IFE y del Trife, sobre los spots de sus adversarios, sobre las pifias de otros candidatos, o a propósito de obviedades (reducir la desigualdad, cambiar la estrategia de la guerra de Calderón); sino sobre temas que pongan en evidencia las diferencias reales de pensamiento (nacionalismo revolucionario o mayor integración con América del Norte; inversión privada en Pemex o no, etcétera).


Desde la posguerra hasta 1989, los partidos comunistas de Europa Occidental llegaron, abandonaron, o fueron desterrados del poder por su sumisión completa o parcial a Moscú. Pero sobre todo por la idea del socialismo de la URSS como el camino: lo esencial era la convicción de que ese era el camino. Para AMLO, ¿Corea del Norte es el camino?

-- Desde México

1 comentario:

Juan Castillo dijo...

Muy acertada tu apreciación mi estimado. Es verdad que no vivimos precisamente en el mejor de los sistemas de vida y de gobierno, pero lo que vivimos es forma y resultado de nuestra idiosincrasia. Es absurdo pensar que un sistema comunista podría encajar en México. Por puro sentido común me atrevo a pensar que AMLO con toda esa capacidad para fanatizar a medio mundo, de lograr ganar una elección y llegar a gobernar a nuestro país, al final y después de todos sus consignas y argumentos el se convertiría en un dictador, así simple y llanamente. Lo podemos comparar con Fidel Castro, Sadam Husein, Adolfo Hittler, Hugo Chávez, etc. En sus comienzos sus ideas fueron de liberación y de un gobierno que permitiera una mejor forma de vida. Sin embargo, los resultados están a la vista y la historia nos muestra los detalles. No estoy en posición de hacer una propuesta para quien deba gobernar, pero si propongo que nos preparemos y eduquemos a nuestros para que sean seres pensantes y reflexivos, cambiemos nuestros malos hábitos por unos mejores y que como miembros de nuestra comunidad aportemos trabajo y acciones para mejorar nuestro entorno y forma de vida.
Estoy consciente de que este comentario no basta para solucionar el problema, pero es parte del comienzo para reflexionar hacia donde nos dirigimos.