Hugo Avendano
Escritor advenedizo, lector de tiempo discontinuo; futbolista y corredor de afición pero educador de tiempo completo por vocación. Con la firme intención de completar algún día un maratón. Consumidor y exigente del buen café. Gozoso de disfrutar de las simplezas de la vida. Tecnólogo autodidácta. Fan del Cruz Azul en México, del Barcelona en España y del Manchester United en Inglaterra. Integrante del Club de Corredores Nike+.
Me apasiona crear, innovar y transformar.
Amo a México
Upstart writer, reader time discontinuous . hobby player andrunner but full-time educator by vocation. With the firmintention of completing a marathon someday. Demandingconsumer and good coffee. Joyful to enjoy the simplicitiesof life. Joyful to enjoy the simplicities of life. Technologist autodidact. Cruz Azul and Pachuca Fan in Mexico. Barcelona in Spain. Member Runners Club Global Nike +
I love to create, innovate and transform.
I love Mexico
Pensar y hacer. Ora et labora.
miércoles, 13 de enero de 2010
La proactividad
México 09 de enero, 2010
Si tuvieramos la oportunidad de tomar en nuestras manos nuestra conciencia y reflejarla en el espejo para observar su actividad, es posible que muchos de nosotros encontráramos zonas de baja actividad que únicamente se pondrían en funcionamiento con una gran cantidad de estímulo.
Esto, a pesar de que sentimos que trabajamos mucho.
Cuando llegamos a confundir la proactividad con una gran carga de activismo, provocamos un gran desgaste físico y emocional que no resuelve de fondo nuestros pendientes, es decir, seguimos sin despertar la conciencia sobre la naturaleza de nuestras actividades.
El activismo sin ton ni son, puede incluso esconder nuestra incapacidad de enfrentarnos a nuestras más rutinarias actividades. La percepción que podemos enviar es la de persona dinámica y activa, pero que sin una conciencia despierta solo se encuentra actuando mecanicamente.
La presión social o laboral nos obliga a responder de manera automática para justificar que estamos haciendo “algo”, que estamos trabajando “arduamente” y cumpliendo con los requerimientos.
No es raro que nuestra vida tenga rasgos que cumplen con estas descripciones.
Cuando no hay una conciencia sobre la naturaleza de nuestras actividades, estas se conectan poco con nuestro estado de bienestar.
No es raro entonces, encontrarnos organizaciones en donde las personas “permanecen” y no “pertenecen” a una comunidad. Así, lo que parece proactividad, es realmente una respuesta reactiva ante estímulos muchos de ellos invisibles, mudos, pero que ejercen una gran presión.
Ser proactivo es la respuesta natural al sentirnos plenos e identificados con lo que hacemos, con lo que creemos, con lo que nos comprometemos. La proactividad es una manifestación natural del ser humano cuando motivado por un sentido y una visión del futuro, es capaz de iniciar acciones que tienen un objetivo determinado.
Por tanto, la proactividad es una respuesta al ejercicio de la libertad. Es descubrir las posibilidades personales de emprender, crear, innovar.
Por el contrario, obligar a la proactividad representa un conductismo que inhibe las capacidades del ser humano. No es necesario abundar entonces, porque los modelos actuales de educación hacen énfasis en la práxis, experimentación y pensamiento crítico como modelo pedagógico. Buen reto para nuestras organizaciones.
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